Aurelio escribió estos versos como un renacer tras una pérdida. Y, sin saberlo, yo los ilustré en el mismo estado. Ambos estábamos atravesando un duelo, y el libro se convirtió en un lugar donde sanar sin necesidad de explicarlo.
Empecé el viaje en un atardecer violáceo (con acuarelas) sobre el mar del sur, en la costa de Málaga, donde estaba pasando una temporada —gracias a unos amigos— intentando recomponerme. Y acabé en el Cantábrico asturiano, en casa.
Y en medio del paisaje flotan unos pequeños cuadraditos de color que muchas personas me preguntan qué son. Yo los llamo cristales de luz. No tienen una función narrativa literal. Aparecen como intuición, como presencia poética. Para mí simbolizan lo invisible: emociones, pensamientos, recuerdos, todo eso que no se puede dibujar, pero sí sentir.
En este libro, los cristales de luz serpentean, flotan, iluminan. A veces son caminos, otras veces son pausas. Aportan ritmo, conexión entre escenas. Y, sobre todo, dejan ver que hay algo más allá de lo visible. Algo que quizás no se nombra, pero que está.
Así trabajé este libro: escuchando los versos, dejándome llevar por el mar, confiando en que el arte también puede ser un lugar donde renacer.

Textos: Aurelio González Ovies
Ilustraciones: Ester Sánchez
ISBN: 9788493533151
Ilustraciones: Ester Sánchez
ISBN: 9788493533151



