Ilustrar Prau fue algo más que crear imágenes para un poemario. No quería ilustraciones literales. El texto ya dice mucho, con su ritmo, su musicalidad, su humor y su ternura. Mi tarea era otra: crear una atmósfera, un espacio donde las niñas, los niños y todas las personas lectoras pudieran entrar con libertad, con los pies descalzos.
Opté por una línea gráfica sencilla, abierta. Usé colores suaves y orgánicos —verdes, ocres, azules neblinosos— que remiten a la tierra asturiana, al prau real y al imaginado. Los personajes humanos aparecen integrados en el paisaje, sin grandes detalles, como si fuesen parte de él, no protagonistas sino habitantes.
Las texturas, aunque digitales, tratan de parecerse al trazo hecho a mano. Quise que el lector pudiera oler la tierra, oír la brisa, sentir el frescor del musgo. Que cada página fuese como abrir una ventana al monte.
Pero hay algo más. Algo personal. Una de las figuras femeninas que aparece en el libro, la mujer rubia que camina, o aparece sentada entre la hierba, es mi madre. Ella, cuando ilustraba Prau, estaba atravesando un proceso degenerativo que sabíamos irreversible. Ya no podía caminar. Y sin embargo había sido una gran montañera. Los domingos de mi infancia están llenos de excursiones, de bocadillos en la mochila, de paisajes compartidos con ella. También fue quien sembró en mí el amor por los libros, por la cultura y la naturaleza.
Ilustré Prau para que pudiera volver a pasear. Para que, aunque ya no pudiera subir al monte, sintiera la brisa fresca y verde de nuestro horizonte asturiano. Llevársela pintada a la habitación. También para despedirme.
Tiempo después de que falleciera, ocurrió algo sorprendente. Estábamos en una librería y una mujer cogió un ejemplar de Prau. Nos contó que su madre, también postrada por una enfermedad degenerativa, le pedía que le enseñara ese libro, no otro. Que quería subir a la braña a través de sus páginas. Qué casualidad —o qué maravilla— encontrar a otra madre mayor, a otra hija, a otro amor sostenido por la poesía, la ilustración y el recuerdo.
Prau es un libro que nació del paisaje y del afecto, y en él caben muchas madres, muchas infancias, muchas formas de recordar y de sentir. Pero cada vez que alguien abre Prau, me gusta pensar que allí estamos mi madre y yo. Que seguimos paseando juntas entre margaritas, castaños y borrina. Gracias, Daniel.

Textos: Daniel García Granda
Ilustraciones: Ester Sánchez
ISBN: 978-84-123962-5-6
ISBN 2ª Edición 2023: 978-84-126188-8-4
Ilustraciones: Ester Sánchez
ISBN: 978-84-123962-5-6
ISBN 2ª Edición 2023: 978-84-126188-8-4






